Qué hacer en Tilcara: 15 ideas para descubrir este rincón del norte argentino

El principal atractivo de Tilcara es el sitio arqueológico de su pucará: una fortaleza precolombina construida por los indígenas tilcaras sobre un cerro, a unos 80 metros de altura. El pucará funcionaba como un punto para la defensa de los tilcaras porque desde allí podían observar el valle. Este lugar arqueológico se encuentra a solo dos kilómetros del pueblo y se puede llegar a pie o en vehículo después de cruzar el puente de hierro, bien conocido por los lugareños. Te recomiendo preguntar por el puente para orientarte.

De camino al pucará puedes hacer una parada en el Jardín Botánico de Altura, un espacio creado para conservar y preservar la biodiversidad de la zona. Tiene una extensión aproximada de tres hectáreas con especies características de la Quebrada de Humahuaca y la Puna jujeña. Seguramente te sorprenderá la variedad de cactáceas y las flores aromáticas.

Siempre se asocia el arte urbano con las grandes ciudades pero en pequeños pueblos como Tilcara también lo podrás encontrar, solo es cuestión de prestarle atención a las paredes. Por ejemplo, sobre la calle Belgrano encontrarás murales con distintos estilos: desde dibujos modernos con colores vivos hasta otros más tradicionales pintados en tonos pasteles. Además, algunos bares y restaurantes también tienen sus paredes decoradas con frases y dibujos que invitan a mirar. Y el mercado municipal tiene un mural con escenas cotidianas de la vida en el pueblo.

Bien temprano a la mañana o durante la hora de la siesta es una buena idea acercarse a alguno de los cafés literarios que hay en el pueblo y disfrutar de una rica bebida junto a una buena lectura. Uno de esos lugares es Ma´koka, donde se puede comer dulce y salado mientras se lee alguno de los libros que decoran las paredes del lugar. ¡No dejes de preguntar por algún evento musical!

Si estás de viaje por el norte argentino, una noche deberías disfrutar de la música y la gastronomía local en una de las peñas folclóricas. Las más conocidas de Tilcara son Lapeña de Carlitos, Tinku y La peña de Chuspita. Si viajas en temporada alta te recomiendo ir temprano porque suele haber mucha gente, sobre todo en la primera, que es la más famosa. Mientras disfrutas de un rico guiso de lentejas, locro, humitas, tamales, carbonadas o cazuela de llamas, un grupo de músicos te estará deleitando con ritmos andinos (y hasta puede armarse algún baile).

La principal iglesia de Tilcara es la de Nuestra Señora del Rosario, construida a finales del siglo XVII y declarada Monumento Histórico Nacional. Se ubica frente a la pequeña plaza Sargento Antonio Peloc. Al ingresar, te recibirán paredes blancas con un sencillo altar en madera y algunas pinturas con imágenes de la vida de la Virgen. Frente a la iglesia, en uno de los laterales de la plaza, te recomiendo que camines por el Pasaje Pucará, donde se rinde homenaje al compositor y pianista argentino Ariel Ramírez, autor de renombradas obras como la «Misa Criolla».

¡No dejes de llevarte un recuerdo de tu paso por Tilcara! El trazado urbano original de casi todos los pueblos y ciudades de Argentina tiene forma de cuadrícula con su plaza principal en el centro, herencia del pasado colonial español. Y Tilcara no es la excepción, por eso su plaza principal es otro de los atractivos para ver. Caminar un rato bajo la sombra de sus árboles y pasear lentamente por los puestos de artesanías es una muy buena idea para comprar recuerdos a los artesanos locales. Vas a encontrar productos elaborados con telas de vivos colores, tallados en madera o creados en cerámica.

En la esquina de Lavalle y Rivadavia, frente a la plaza principal, se encuentra la llamada Casa Lavalle, una casa que funciona como un pequeño museo donde se velaron los restos del General Juan Galo Lavalle, un personaje importante de la independencia argentina que fue asesinado en la ciudad de San Salvador de Jujuy en 1841. El lugar no es muy amplio ni tiene demasiada información pero si te gustan los detalles históricos es un buen sitio para visitar unos minutos.

A pesar de contar con un poco más de 2000 habitantes, Tilcara cuenta con varios museos, entre ellos: el Museo Arqueológico Eduardo Casanova, uno de los más conocidos de la región, que se ingresa con la misma entrada del Pucará; el Museo de las Ermitas, que ofrece la colección de una familia; y el Museo de Bellas Artes Hugo Irureta, con dos salas para observar obras de este artista plástico. Te recomiendo conocer el segundo porque es una antigua tradición tilcarense: las ermitas son obras de arte hechas muy cuidadosamente con semillas y flores en las que se representa la vida de Jesús. Se utilizan en las festividades de Semana Santa y las siguen realizando las familias.

Si hay un lugar donde uno puede ver cómo es la vida de un pueblo es en el mercado municipal. En Tilcara, el mercado funciona en un galpón cubierto sobre la calle Bolívar. Allí van a encontrar desde ropa y zapatillas hasta productos de limpieza y comida. Te sugiero recorrer los puestos con frutas y verduras para conocer los ingredientes de las comidas. Seguro que te sorprenderás con la variedad y colores de las papas andinas. Puedes pasear tranquilamente por los puestos, conversar con los habitantes y conocer más sobre sus costumbres culinarias. Está abierto de 8:00 a 13:00 y, además, venden comida típica como empanadas, perfectas para comer al paso.

Aunque podamos pensar que el clima seco de la Quebrada de Humahuaca es un impedimento para el crecimiento de la vid, muy cerca de Tilcara se pueden visitar algunas de las bodegas de altura más conocidas de la zona, como Dupont, Viñas del Perchel y Viñedos de Uquía. En general, las nuevas visitas son guiadas e incluyen los almuerzos. ¡Una buena opción para pasar el día!

En la lista de cosas que hacer en Tilcara no puede faltar darse un chapuzón en la Garganta del Diablo, una cascada que se origina por la caída natural del río Huasamayo. Es un paseo ideal para los que quieran hacer un trekking corto (dura entre dos y tres horas) desde Tilcara. Algunos consejos: es mejor caminar por el lecho del río y no olvidarse de llevar agua, algo liviano para comer y algo para protegerse del sol. También se puede llegar en vehículo a través de un camino angosto de ripio.

La subida a este cerro es una de mis actividades preferidas que hacer en Tilcara porque desde allí se accede a unas muy lindas vistas panorámicas del pueblo y del pucará. Además, es muy interesante ver desde la altura cómo los árboles siguen el trazado de las calles y protegen los cultivos. En este cerro, los indígenas locales dejaban las ofrendas para sus dioses y, en la actualidad, suele haber procesiones religiosas. Para acceder, solo es necesario cruzar el puente de hierro de camino al Pucará y desviarse en el cartel indicador.

Para llegar a las Cuevas de Wayra y Aguirre, que se ubican al oeste de Tilcara, hay que caminar unos tres kilómetros desde el pueblo y subir unos 2900 metros sobre el nivel del mar. Ambas cuevas se formaron por la erosión natural del viento y los indígenas las consideran sagradas. Para hacer la excursión te recomiendo tener en cuenta la altura, la estrechez y oscuridad de las cuevas y la presencia de muchas piedras sueltas (por todo esto sugiero hacerla con un guía).

A 17 kilómetros de Tilcara se encuentra la pequeña población de Huacalera. Sobre la ruta y antes de ingresar al pueblo se puede visitar un reloj de sol y un monolito que indica que por allí pasa la línea imaginaria del Trópico de Capricornio. Si bien no es tan llamativo como otros monolitos que representan los trópicos o círculos polares, vale la pena acercarse para llevarse un recuerdo de tu paso por tal icono, aunque tené en cuenta que el lugar está medio desolado.